El Mejunje es el refugio de la familia que no tengo

(Entrevista realizada por Silvia Padrón Jomet al travesti Mario Félix Herrera Martín (Laura) fundador de El Mejunje).[1]

Voy al Mejunje antes de 1991 que se crea la institución, fui asociada cuando se hicieron los carné, yo iba como gay normal, cuando estaba en el patio de la Biblioteca Martí, a finales de los 80.

Más tarde, en el 92, aparecen los espectáculos de travestis, la idea la tuvo otro gay llamado Alberto de Armas Águila que debutó con leucemia y duró un año nada más. Allí recuerdo que se hizo un homenaje a Freddy Mercury en noviembre y yo me travestí por primera vez. Ya después empiezan a hacerse los show de travestis y se funda la Compañía Futuro, donde Alberto nos indicó que imitáramos a una cantante y yo escogí a Paulina Rubio, cuando aquello ella estaba muy de moda, estuve más de dos años imitando a Paulina. Después es que me pongo como nombre artístico Laura, intentando alcanzar un estilo más propio, una identidad.

Silverio siempre me tuvo en cuenta desde el principio; por ejemplo, cada vez que él tenía una situación de trabajo, me llama y enseguida voy. Es una amistad incondicional. El me aprecia mucho, me quiere, sobre todo después de que caigo enferma de Sida, el cariño se hizo mucho más sensible, pues hice un debut muy malo en el 2011, Silverio enseguida vino a verme, mandó al IPK a una periodista que se llama Martica, amiga de él, ella fue a verme allá, a la sala B.

Los primeros años en el show fue la etapa dorada, la época más bella que tuvo el transformismo, jamás puede compararse con esta, eso fue novedoso, el público era mucho más culto al observar los espectáculos, era más agradecido con los artistas, había más aplausos. El público era fundamentalmente gay, ahora va mucha gente «normal», ya la gente se ha civilizado bastante, claro, el mayor por ciento sigue siendo de gay.

El Mejunje es el espacio único en este país para el gay, de sentirse bien, de disfrutar y exteriorizar todo lo que lleva uno por dentro, para que el gay pueda ser él mismo. La vida y Dios puso en manos de Silverio esa posibilidad para darnos el chance que nunca tuvimos antes, los de mi generación hacia atrás; lo repito, en Cuba no existe otro espacio igual a este, pues yo he recorrido Cuba entera. Silverio es un personaje emblemático en el ámbito cultural y ha formado un espacio versátil en todos los tipos de género, de las peñas que se hacen, es un centro cultural al gusto de todas las personas.

Como vivo tan cerca del Mejunje, estoy sola y enferma, hoy por hoy por las noches como allá; en fechas conmemorativas he buscado ese refugio de la familia que no tengo en el Mejunje y siempre lo he encontrado, no solo en el show, he cenado los 24, los 31, ha sido como mi casa junto a Silverio y a la gente que trabaja allí.

Hubo una vez en la historia de la Compañía Futuro, Alberto contactó con la prensa internacional, ellos filmaron. Yo no entiendo por qué fue aquello, Silverio nos citó un mediodía sin darnos detalles pues alguien había malinterpretado eso, y se suspendieron los show por un periodo de casi un año, recuerdo que yo me quedé con todos los vestidos hechos, vestidos que yo misma cosía.

En los show de ahora no hay conductores, ni animadores tan eficientes como lo era Samantha, ella está viva pero tuvo que dejarlo, tiene mucha edad y problemas personales. Tuvo que retirarse y seguir su trabajo, la carrera de travesti es muy costosa y por problemas de recursos tuvo que dejarlo todo. Hoy ha habido un declive en la calidad artística, los transformistas de antes dominábamos códigos de actuación, yo por ejemplo me acerqué a gente de teatro para aprender los códigos, el asunto no es disfrazarse de mujer y «mimiquear» una canción, tienes que meterte en esa piel, llevar la interpretación por dentro, la gestualidad debe ser coherente con la boca, convencer al público de que eres una mujer. He sido uno de los transformistas más premiados porque cuando aquello se hacía muchos festivales de la canción, de lo mejor del año, de misses, mis premios son al Talento. Miss es premio de Belleza, festival de la canción es premio de Talento, obtuve el gran premio de Talento en el 98, con el tema Adoro.

He dejado más de la mitad de mi vida en el Mejunje. Laura surge en el 94, porque imitar a una artista te satura y pensé que no debía seguir imitando sino que quería ser auténtica, siempre he sido muy histriónica, me dejé crecer el pelo, quise ser yo, interpreté canciones apropiadas a mi estilo. En aquellos años interpreté La loca, es un número que me lleva a la cúspide, ese personaje es original: yo me visto con harapos, con tizne y hago algo muy teatral. La loca ha sido una de las mejores cosas que he hecho, es descalza, con una bata de casa, untarse ese tizne es algo muy fuerte y doy muchos mensajes, sobre todo que no hay que estar linda para demostrarle al público que se está haciendo arte, que cuando eres buena puedes hacer algo sin brillos, sin lentejuelas y maquillaje. Demostré que nosotras hacíamos arte, pues se ha discutido mucho si el transformismo es o no arte, yo incorporo esta problemática al número. Ya no lo hago por cuestiones de salud, fue elegida la canción del año y obtuvo Gran Premio en La Habana, aquello me agotaba, era mucha experiencia física y emocional.

He recorrido Cuba entera en este tipo de show y donde hay más profesionalismo, siempre después de Santa Clara es en La Habana, incluso allá se hicieron primero los show, prohibidos, reprimidos, en casas ilegales, entonces hubo muchos presos y se vieron horrores. Pero allá hay una calidad de transformistas muy buenas, hoy las grandes están en La Habana y las otras estamos aquí. Ellas siempre dicen: «si nos probamos en el Mejunje, estamos probadas», porque en el Mejunje siempre ha habido mucha cultura; siempre queda gente que continúa; ahora hay menos, muchas se fueron, otras murieron, las cosas están así…

[1] La presente entrevista pertenece al libro El Mejunje: la Casa de Todos y de Todas que prepara la investigadora Silvia Padrón Jomet