Archive for marzo 2016

Afromodernidades

Por largo rato quedará, para vergüenza del periodismo contemporáneo en Cuba

Víctor Fowler

Por largo rato quedará, para vergüenza del periodismo contemporáneo en Cuba, el comentario titulado "Negro, ¿tú eres sueco?", aparecido hoy en la edición electrónica del diario "Tribuna de la Habana" bajo la firma de Elias Argudín, en la Sección de Opinión.

http://www.tribuna.cu/opinion/2016-03-24/negro-eres-sueco…

Uno queda poco menos que paralizado al entender que alguien cree que hace un chiste al hablar de esta manera y despertamos en tierras de alucinación al descubrir que el "negro" así interpelado es nada menos que Barack Obama, el presidente de los Estados Unidos que acaba de visitarnos.

Para mi gusto y comprensión de cómo debe funcionar una sociedad contemporánea, es una de las peores muestras que ha sido posible encontrar para que el mundo vea la ausencia de racismo en Cuba; como parte del "control de daños" después de la visita, casi parece que hayan estado horas calculando la manera más denigrante de referirse a un líder político al que sea le considera enemigo y que, además, es negro.

El ejemplo de bajeza moral es digno de antología y el hablar en plural se justifica porque algo semejante no sale publicado -cuando menos- sin la revisión de quien ocupe la Jefatura de la Redacción así como la Dirección del periódico.

Ante esta formidable metedura de pata, y en este exacto momento, lo menos que debiesen hacer los involucrados es pedir excusas -para no decir un humilde perdón- al público que los sigue.

Lo otro que sería interesante, sin hipocresías o manipulaciones, es recibir solidaridad porque -por encima de la diferencia ideológica o política que sea- no debemos dejar ofensa racial alguna sin reparar o enfrentar.

Víctor Fowler Calzada

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Afromodernidades

Racismo en prensa cubana a propósito de Obama

por Alberto Roque Guerra

«No cabe dudas, a Obama se le fue la mano. No puedo menos que decirle –al estilo de Virulo- “¡Pero Negro, ¿tú eres sueco?!”». Así se ha expresado el periodista Elias Argudín en Tribuna de la Habana en relación a la reciente visita del presidente estadounidense.

Confieso que me estremecí cuando leí en la versión impresa del periódico el título del artículo: «Negro, ¿tú eres sueco?». Es rampantemente racista y me alarma que fuese escrito por una persona de piel negra y que se publicase en un diario controlado por el Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba.

El periodista parafrasea al humorista cubano Virulo, bien conocido por ese estilo de la década de 1980 que no ponía reparos en hacer chistes sobre homosexuales, negros, pinareños —para nada superado en la actualidad— y demás otredades.

El propio Virulo declaró hace unos años en televisión, al regresar de una larga estancia en el exterior, que el humorista podía reírse de cualquier cosa.

Discrepo frontalmente con el humorista, pues hasta en el humor hay límites muy claros cuando se trata de la dignidad y el decoro de las personas.

Denuncio públicamente al periodista Argudín y al periódico por el uso irresponsable de un lenguaje racista, que en este caso pretende criticar al presidente Obama a través de un refrito de argumentos superficiales, más o menos cuestionables, que no promueven la reflexión ni el diálogo.

Si en nuestro país se aplicase con rigor el peso de la Ley penal en relación a las discriminaciones, estos hechos no quedarían impunes y tendrían un marcado efecto educativo. [Centro Habana, 29 de marzo de 2016]

Tomado del blog: proqueer.cubava.cu

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LA PRIMAVERA CUBANA: PROXIMA ESTACION DEL TREN OBAMA.

Roberto Zurbano Torres

Cada 21 de marzo comienza la primavera; esa semana el sol es más generoso y los vientos suelen acariciar la ciudad e , incluso, también ha traído la Semana Santa, pero en Cuba no es una primavera común, pues un presidente de Estados Unidos desanda la ciudad con su elegante familia negra . Y aunque para muchos resulte excesivo, comparto mi opinión con la misma responsabilidad de siempre. Consiste en concederle a Barack Hussein Obama un sitio en los anales de la historia cubana, no por el simple hecho de hacer una visita a la isla, sino por su pragmática comprensión del liderazgo regional de la Revolución Cubana, por aceptar un diálogo en términos de respeto y por colocar oportun(ist)amente una propuesta de restauración capitalista en medio del actual contexto cubano, bastante celebratorio del capitalismo.

El pensamiento institucional y político de la Revolución están siendo impactados por la velocidad, el peso y el alcance histórico de tales propuestas, pero no reconoce ni incorpora los análisis y propuestas del pensamiento crítico social más reciente, que ha elaborado visiones defensivas y proyectivas de la futura sociedad cubana, cierto es que desafiantes y críticas con el pensamiento político más público y formalizado en Cuba, pero buena parte de ellas resultan complementarias y renovadoras de las bases originales de este propio pensamiento oficial, por su afán participativo, emancipatorio y anticapitalista. Las propuestas de Obama demandan muchas, urgentes y novedosas respuestas cubanas, no solo gubernamentales, combinándose a corto, mediano y largo plazo, dentro y fuera de la isla y del propio Estados Unidos.

Desde su primer mandato, por encima de tradicionales gestos de propaganda imperial, el presidente Obama envió a Cuba señales diferentes a las de sus doce antecesores, pagando el costo simbólico de tal gesto, pero colocándose (y colocándonos) en una nueva dimensión geopolítica y generacional donde ha combinado con destreza el mediano y el largo plazo de su proyecto, pues es un político joven aun. Sus decisiones desatan rabias encontradas entre izquierda y derecha, republicanos y demócratas, negros y blancos, e incluso exageradas exigencias a un presidente de Estados Unidos que nunca antes se habían generado dentro y fuera de la Unión desde amargos emplazamientos racistas, políticos y económicos que han producido la presidencia más solitaria y desafiada en la historia norteamericana.

Este hombre sagaz, quien no proviene de la tradicional clase política americana, conoció el mundo antes de llegar a senador y asume orgulloso su herencia africana- americana, ya definió en sus libros de los años noventa un proyecto de democracia y capitalismo fuera de los modelos al uso, (muy cercano a la socialdemocracia) que consiste en restaurar el sueño americano con fórmulas y alcances diferentes. Desde que se propuso y logró ser el primer presidente negro de Estados Unidos, sabe que ocho años (dos mandatos de presidencia) serían insuficientes para concretar su proyecto y seguir intentándolo más allá de la Casa Blanca. Aun así, los analistas se detendrán en el análisis factual y racial o insistirán en la razón económica u otra coyuntura.

Lo cierto es que Barack Obama abre una época primaveral en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos no para salvar a Cuba, sino para marcar una visión crítica de las trampas estructurales del sistema capitalista que él mismo enfrentó y ahora pretende desafiar, rebasando la dicotomía liberal-conservadora y planteándose la necesidad de reformar el modelo imperial en términos domésticos y globales. Sabe que va a ganar un nuevo protagonismo en la medida que aumente su capacidad de diálogo internacional, establezca nuevas prioridades estratégicas y los necesarios consensos sobre temas difíciles; todo ello aumentará su capital político fuera de los Estados Unidos y le granjeará nuevas cuotas de respeto, confiabilidad y poder.

Por esta razón, evadiendo el contaminado espacio del actual proceso electoral de Estados Unidos, ha escogido el mejor escenario político y mediático para lanzar su candidatura de líder global, presentándose personalmente en el último escenario de la Guerra Fría y el socialismo mundial antes del anunciado retiro oficial del liderazgo histórico de la Revolución cubana. No fue a la frontera con México, ni ha rectificado su acusación a Venezuela, no quiere salvar las finanzas de Grecia ni desafiar a Vladimir Putin, ni siquiera forzar al propio congreso estadunidense. El itinerario, las formas de convocatoria y los métodos que lo llevaron dos veces a la presidencia sigue siendo atractivos para otros empeños, aunque el itinerario que espera al Premio Nobel de la Paz, luego que termine la presidencia se está labrando esta semana. Obama decidió marcar sus nuevos territorios políticos y sus formas de diálogo, operando en un terreno históricamente difícil de conquistar. Su nuevo estilo internacional cristalizará durante su visita a Cuba y sacará de este encuentro mejor provecho que nosotros como país, gobierno, sociedad civil, instituciones y personas.

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Vamos a ver los muertos de la patria

Jorge Ángel Pérez

Un amigo que vive en el centro de la isla me envió ayer un mensaje. Acababa de leer el texto que publiqué en Cubanet sobre el asesinato de Ángel, aunque no lo había conocido lo perturbó esa muerte, hasta terminó dándome gracias por lo que escribí, aunque también hizo reclamos; creía que algo muy importante le faltaba al texto y ese algo era dar, como una de las razones de esa muerte, la falta de espacios de encuentro para la comunidad gay en la ciudad, en toda la isla. “Eso es muy importante, querido. Tu texto es atinado pero adolece, por ese olvido”. Y yo asentí.

Hace un rato sonó el teléfono. Me llamó un desconocido desde Alemania; dijo que se llamaba Felipe y me ofreció disculpas por la intromisión. Un amigo común le había dado mi número. A Felipe también lo conmovió la muerte de Ángel, y pensó, después de terminada la lectura, en todas las veces que fue por esa playa. “Yo pude ser ese Ángel”. Me contó que vino a estudiar a La Habana desde Perico, un pequeño pueblo de la provincia de Matanzas. Llegó con la esperanza de que la universidad, y la ciudad toda fuera a comulgar con sus deseos, esos que estuvo reprimiendo tanto tiempo en su pueblito y en las escuelas por donde pasó; solo que no fue así…, también en la universidad, y en La Habana, pululaba la homofobia. Después de dos meses en La Habana conoció de la existencia de aquella playita de costa rocosa y breves arbustos. Me contó que con solo llegar se creyó en la gloria. “Casi suspendo el primer año”.

Aquel muchacho se puso a relatar sus primeras impresiones. “Me conmovió que hablaras de los olores porque yo los recuerdo todavía”. Allí supuso que era libre. “Viendo los cuerpos desnudos en medio del follaje olvidaba las recriminaciones de mis padres”. Cada tarde se enredaba con un hombre diferente y olvidaba… Hasta creyó que aquel lugar era la gloria. ¡Se equivocaba!, pero pretendía recuperar el tiempo perdido. “Hasta que una vez un tipo hermoso intentó robarme después que me sedujo”. Lo salvó un estudiante de medicina que, como él, iba a disfrutar entre las uvas caletas. Fueron novios durante dos años, y como no tenían casa en la Habana ni dinero para alquilarse se entregaron a los placeres en la Playa del Chivo. “Allí fuimos algo felices. Allí encontramos un espacio y muchos riesgos”. Pero la playa era apartada…

Me di cuenta de que los dos tenían muchísima razón. Mas que importante resulta el hecho de que no existan espacios de encuentros para homosexuales en Cuba, al menos para esos cubanos que no tienen un medio en el bolsillo. Por eso escribo otra vez. Habrá que insistir y hurgar en las razones que hacen tan vulnerables a los homosexuales cubanos, y volver sobre esas muertes, sobre sus causas. Supongo que dejé claro, en aquel texto, que una de las razones más significativas sigue siendo la legitimación que consiguieron los asesinos con esas políticas gubernamentales homofóbicas. La creación de las UMAP sigue teniendo primacía, y también la “parametración”, esa que tocó a un montón de artistas gays. Nos toca a nosotros exigir, con mucha firmeza, al gobierno que se pronuncie sobre esos despropósitos de los que es culpable.

¿Qué posibilidades quedaron a los homosexuales después de estás políticas bárbaras? Quizá las más socorridas fue el closet. Miles de hombres que soñaron cada día con los cuerpos de otros hombres terminaron casados con mujeres, y tuvieron hijos, y luego nietos y bisnietos, y militaron en las filas del partido comunista o lucieron un uniforme verde con grados en sus charreteras…, se vieron obligados a mentir. Fueron esos hombres avergonzados de si mismos los que tuvieron que buscar un lugar para cumplir con sus deseos; a los que hubo siempre se añadieron otros, muchos, muchísimos…

Fueron incontables los homosexuales que precisaron alejarse de las miradas de los otros y de aquellos que crearon las UMAP, la parametración, la depuración de la universidad. ¿Y qué encontraron entonces? Solo quedaban los peores sitios, los más marginales, los que nadie quería, esos que ningún cuerdo visitaba, solo esos marginadísimos y vilipendiados hijos de esta patria. Uno de los más socorridos sería ese que está en las faldas del castillo del Príncipe, bastante céntrico por cierto, cerquitica del Vedado, del Cerro, de la parte más vieja de La Habana. En lo más alto estaba esa fortaleza que sirvió alguna vez de prisión, y donde trabajó Lezama, donde quizá comenzó a gestarse la escritura de Hombres sin mujer, ese monumento literario de la lengua que escribió Carlo Montenegro.

Esas reuniones también tomaron por asalto otros espacios de la ciudad. Muchos puntos del bosque de La Habana fueron elegidos…, y la “Potajera”, y la Playa del Chivo, y otros, muchísimos. Ojalá que a alguien se le ocurra preparar alguna vez la Cartografía gay de la Habana de esos años, esa que aun persiste, porque las condiciones siguen siendo parecidas. Será preciso incluir también al exilio en esa cartografía. Es imprescindible que se hable de los miles de gay que salieron por el Mariel, mientras que un gobierno de ojos avivados, aplaudía, propiciaba, la salida de las “locas”, de la “escoria” de la “gusanera” que eran y que sin duda todavía son los “maricones”. Allí, a noventa millas, y también a muchas millas más, en insospechadas geografías, habitan muchos de esos hombres de los que quiso desprenderse el poder. Al parecer creyeron que con solo sacudirse terminaría el “mal”…

¡Se equivocaron! Los homosexuales siguieron reproduciéndose como el marabú, y cada vez con más fuerza, tanto que comenzaron a echarle una miradita, pero no tanto como al marabú; los primeros siguen siendo, por razones obvias, menos visibles. Por eso creo que ya es hora de que se debata y escriba sobre esos sitios salvajes que nos legó esa represión que institucionalizó el gobierno. Que se conozca que en esos lugares, y lejos de todo amparo, encontraron muchos a sus hombres pero también a sus asesinos. Esa segregación consiguió un robo ahora y otro más tarde. Se propició que los delincuentes repararan en los que creían más vulnerables… “Una mirada viril, un gesto sensual, una mano sobre el bulto de la entrepierna…”. Razones más que suficientes…

Entonces vendría lo más fácil: dos trompadas y el: “Coño… ¿Tu eres maricón?”. Y el interrogado que no sabe nunca si encogerse de hombros o decir que si; supone que puede llegar el trastazo en la espalda, en la cabeza, y más tarde el cuchillo afilado y la puñalada certera, y todo eso para despojar a la “loca” de lo poco que lleva a esos lugares. Y para qué acudir a la policía si el escarnio puede ser peor. “Eso no te habría pasado si estuvieras en tu casa, maricón”. Por qué buscar la protección de la “autoridad” si esa puede sancionarte sin que medie proceso legal alguno por “exhibicionismo”. La policía puede multarlo por “escándalo público”, abrir un proceso que lo lleve a la cárcel, incluso después de recibir los favores sexuales del “pájaro”. Recordemos que muchos “pingueros” antes fueron policías.

No es por gusto que hay delincuentes en esos espacios que hasta deciden hacerse pasar por policías encubiertos, como aquel de quien tanto se comentó y que operaba en esa parte del Bosque de La Habana que corre detrás del Clínico de la calle 26. El susodicho era capaz de hacer la corte a los “mariquitas” que andaban “ligando” por allí, y cuando los tenía “maduritos” hacía reclamos, exigía el carné de identidad, anunciaba la multa, mostraba las esposas que hasta entonces estuvieron escondidas, mencionaba su salario pobrísimo, los tres hijos, la mujer enferma… “Me salvas o te llevo preso”.

Se comenta que aquel estafador quedó preso, pero todavía quedan miles que se aprovechan del desprecio a los homosexuales, y algunos cuentan con el favor de los policías. Todo eso está muy claro para la comunidad homosexual, pero quienes deciden no acaban de fijar su mirada en el asunto. ¿Cuántos asesinatos como el de Ángel tendrán que ser perpetrados para que la noticia llegue a los ojos y a los oídos del gobierno? ¿Cuando permitirán verdaderos espacios de socialización? No son pocos los que van cada noche oscura a La Playa del Chivo, a “La Potajera”, y en medio de tanto deseo y, sin que medie ninguna conversación, tienen sexo sin la protección del condón. “La policía puede llegar y no hay mucho tiempo”. En esa jungla el gay es siempre la presa.

Los responsables tienen que admitir sus culpas, dejar que pase la luz, que permitan la creación de espacios alejados de la oscuridad. No sirve de mucho bailar en una conga ni aferrarse a la bandera multicolor el 17 de mayo, porque el gay corre peligro todos los días del año, desde el primero de enero…, hasta el último día del año. Ojalá que quien tiene que entender entienda de una vez, que esa oscuridad viene resguardada por los asesinos y muchas veces por el SIDA. Sería buenísimo que las autoridades entendieran por fin que esos “maricones” que ya no están, son también, como quizá dijera hoy Virgilio Piñera, los muertos de la patria…

Felipe, el gay que nació en Perico y ahora vive en Alemania, me contó que cada tarde, después de las clases, se procuraba una guagua que le hiciera cruzar el túnel de la bahía y lo llevara hasta la playa del Chivo para encontrarse con algún hombre. Cuando se fue a Berlín disfrutó de la seducción en las conversaciones con sus semejantes. Felipe fue a bares gays, entabló conversaciones en una sauna y también en discotecas donde todos eran hombres, y jamás lo reprimieron a pesar de ser tan amanerado. Felipe viajó hasta Alemania para hacer un doctorado, y allí conoció a León, un español, en una librería; conversaron mucho mientras tomaban un café y al día siguiente fueron juntos a un museo, pero no recuerda delante de que cuadro estaba parado cuando León le dio el primero de todos los besos. Confiesa que se ruborizó. “Yo creía que un museo no era el lugar mas apropiado para un beso, pero cuando miró a su alrededor no descubrió ninguna mirada ofendida. Felipe se casó en Madrid con León y le es muy fiel. También me dijo que nunca ha vuelto a Cuba porque no lo dejan entrar con su pasaporte español y tiene miedo, que siendo cubano, vaya a terminar en una estación de policías si lo sorprenden besando a su marido en el Parque Central, frente a la estatua de Martí.

Tomado de cubanet

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