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LA VANIDAD ES INDECENTE

LA VANIDAD ES INDECENTE: Intrevista con Rito Ramón Aroche

Alberto Abreu y Rito Ramon, 2009

Por Alberto Abreu

Galardonado en el 200  con el premio de Poesía de La Gaceta de Cuba, Rito Ramón Aroche pertenece a la oleada de escritores, artistas y pensadores que irrumpne en la escena cultural cubana hacia la segunda mitad de la década del ochenta. Con varios libros de poemas publicados. El último de ellos: Andamios apareció  precisamente este año.

Mientras preparaba el cuestionario y las fichas para esta entrevista recordé aquella tarde diciembre del 2000, en el marco de la Bienal de Artes Plásticas de La Habana, cuando conversé, más bien discutí,  por primera vez con Rito. Me parece estar viendo ante mí los edificios apuntalados de la Plaza Vieja, el polvero, el ajetreo de los constructores. Elio Rodríguez, había concebido un proyecto que tituló “Arriba la Carpa”, una especie de tienda fluxus improvisada a la interperie. Allí estaban las mesas de Julio Neyra, Saydel Brito acompañado de Lupe Alvarez, Alexis Esquivel, Julio Neyra… De repente, lo veo a mi lado esgrimiendo un grupo de reparos sobre las estrategias del lenguaje en el discurso crítico sobre el arte, las simpatías y apatías de los mismos artistas plásticos hacia ciertos críticos. (Acuerdos y desacuerdos a un lado.) Comprendí que estaba ante un conocedor de las mañas de magaña, no sólo del campo literario.

Esta entrevista, que ahora presento a los lectores de La Gaceta… puede leerse como prologación de aquella conversación inciada una tarde diciembre, hace más de cinco años, en la Plaza Vieja.

¿Por qué no comenzamos hablando de los años en que te fugabas del servicio militar para conversar con Ángel Escobar, intercambiar libros…?

Fue a principio de los 80 (¿1982 exactamente?) en un encuentro de Talleres donde hubo maña de magaña. Ángel Escobar, sin conocerme, me dijo: No vengas más aquí, ve por mi casa. Y comencé a ir por su casa. Ya yo estaba de servicio… Al principio me costó trabajo. Era  tímido. Tan tímido que iba a las actividades y no me relacionaba con nadie. Lo que hacía era sentarme al final, y solamente escuchar. A veces tenía que ir a verlo al Teatro Nacional porque él estaba en un grupo de teatro que se llamaba Extramuros. Fui una vez y no lo vi. Después resultó que el grupo usaba de sede un viejo cine en la calle Belascoaín, creo. Intentaba presentarme actrices muchísimo mayores que yo. Me preguntaba: ¿Qué tú crees de aquella? Y sin darme tiempo: Voy a hablar con ella. Y luego volvía regresaba: Oye, dice que tú eres muy joven para ella. Ese era Ángel. Tú podías ir a su casa y lo menos que hablaba, aunque no siempre, era de literatura. No sé qué tenía. La gente se sentía muy estimulada por él. Viva moneda que nunca / se volverá a repetir. Andando el tiempo conocí en su casa a Nelson Villalobo, a René Francisco, a Ponjuan , a Ibrahím Miranda. No hace mucho René Francisco me recordó este consejo de Ángel: Hay que pasar con todo, pero no con todo. Rarísimo. En ocasiones ni hablaba. Los dos frente a un té. En otras no me dejaba ni llegar. Decía: Vámonos para El Mirador. Yo que no sabía qué diablos era El Mirador , pero traía tremendas ganas de hablar de literatura, de enseñar los poemas, de aprender. Porque siempre me interesó, y nunca ha dejado de interesarme, que me digan más los defectos, no las virtudes. Yo era niño entonces.. No bebía, no nada. Corría mis kilómetros diariamente. No comía con grasa. Ya te digo, no nada. Y él: Oye, yo antes era como tú, practicaba el culto a la salud. La primera súper perga de cerveza en mi vida me la pagó en El Mirador, de Alamar. Decía: Apúrate para comprar la otra. Yo no sabía nada de beber…

PARA LA ENTREVISTA COMPLETA -LA VANIDAD ES INDECENTE — Entrevista a Rito Ramon Aroche

Esperar por el Destino es mágico y patético

Juan Benemelis Viaje a Jamaica

Esperar por el Destino es mágico y patético. Entrevista  a  Juan Benemelis

Por: Alberto Abreu

Historiador y escritor. Graduado en Derecho Internacional e Historia por la Universidad de la Habana; Juan Benemelis, (Manzanillo, Cuba, 1942) fungió como diplomático. Premio de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) de Ensayo UNEAC en 1978; también Premio de Historia de la Sociedad Cubano Árabe, en 1979. Ha publicado cerca de unos diez títulos sobre historia, filosofía y política entre los que se destaca: Paradigmas y fronteras. Al caos con la lógica (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2003). En la actualidad colabora con diversos medios y se desempeña como conferencista. Reside en los Estados Unidos.

En esta conversación Benemelis reflexiona sobre figuras como Juan Gualberto Gómez, Martín Morúa Delgado, Maceo; sus encuentros con personalidades de la diáspora africana como Mandela, W Dubois, sus experiencias en el proceso de descolonización del África y sobre otros tópicos como el miedo al negro dentro de los procesos formativos de nuestra nacionalidad.

Perteneces a una generación que arriba a la vida intelectual cubana en una coyuntura de muchas tensiones, de luchas entre grupos, filiaciones estéticas, filosóficas… En medio un contexto político internacional, también, muy peculiar como los fue la década del sesenta. ¿Qué recuerdos perduran de aquellos años en que eran tan jóvenes? ¿En que medida fueron configurando o ayudaron a perfilar una conciencia de tu identidad como negro?

Fui al África en la década de los sesenta cuando se iniciaba el proceso de descolonización. A los 19 años me paré delante de la pirámide de Keops y quedé aplastado. En el Museo de El Cairo, caminando por las galerías de las estatuas de los faraones fue una revelación descubrir que casi todos eran negroides; ahí se desvaneció el Egipto de Hollywood, de Víctor Mature que había visto en películas. La segunda gran impresión fue la vastedad del Sahara.

Ghana era un hervidero de políticos africanos que luego se transformarían en los principales estadistas y pensadores del continente. Allí conocí  y departí con W Dubois, ya viejito con más de 90 años, cuando escribía su ensayo para la UNESCO. Dubois tenía un conocimiento vasto de la situación del negro en Cuba, y de él supe la importancia de la diáspora; hablaba un poquito de español. Allí estaban los antillanos que lanzaron la negritud, herederos de Padmore. Con Kenneth Kaunda, Hasting Banda y Julios Nyerere, que aún no eran presidentes, sostenía constantes discusiones políticas.  Todos los sábados acudía a la escuela del Partido de la Convención en Winneba, donde se reunía un pequeño grupo con el presidente Kwame Nkrumah, Kofi Batsa el teórico, los hermanos Diop, famosos africanistas, el camerunés Woungly Massaga un filósofo bantú. De ellos conocí el panafricanismo, la importancia de Africa para las Americas negras, los relatos de las civilizaciones africanas, las filosofías africanas, la política del socialismo africano.

Invitado por el Asnatehene, el rey, pasé temporadas en Kumasi, capital de los temibles guerreros Ashanti, que estaban prohibidos de exportar a las Américas. Conocí al yoruba Awolowo y de él supe la importancia civilizadora de los yoruba y sus diferentes culturas. El teatro de los Fante y Ewe, de los cuales aprendió Roberto Blanco, eran mis favoritos. Estuve en Timbuctú, en un viaje por carretera desde Accrá, por todo el borde sur del Sahara hasta Djenne. En Timbuctú visité la universidad milenaria de Sankoré y ví los manuscritos escritos por africanos de siglos atrás.

Durante un mes tuve alojado en mi casa a Nelson Mandela, que era una figura corpulenta y todas las mañanas practicaba boxeo. En Zanzíbar me hice amigo íntimo y personal de Mohammed Babu, luego vicepresidente de Tanzania. Fuimos a mercados de esclavas que aún existían. Babu era un afro-árabe influido por el naserismo. Babu me consiguió las famosas Crónicas de Kilwa, las originales, que me sirvieron para escribir el capítulo de Kilwa-Mombasa en mi Historia del Africa.

Fui al Dahomey, hoy Benin, con un afro-cubano defensor de los derechos del negro cubano, Felino René Goire. En Abomey, los sacerdotes de Changó me permitieron entrar en el santuario de Changó, una estatua de barro pequeñita. Sólo ellos pueden verla y consultarla, me hicieron ese honor. Allí vi, en casas particulares y pequeños museos, unas estatuas yorubas increíbles, más impactantes que las conocidas en los libros de arte.

Departí varias veces con Jomo Kenyatta. Pese a que estaba lesionado psicológicamente y era un alcohólico debido a que los ingleses, en sus años de prisión, le daban el agua ligada con ginebra, pese a su incoherencia, con sus ojos inyectados, me impactó como el africano más brillante de todos los que conocí. De él extraje conclusiones como que las independencias, la democracia, el socialismo, el marxismo, etcétera, no resolvían los problemas tribales, raciales y de minorías étnicas.

Luego de tales experiencias, en Cuba, a pesar de Utopía, veía cómo aún perduraba la discriminación racial y la falta de equidad. Desde entonces comencé a escribir sobre la historia del África. Regresé de mis viajes lleno de libros inéditos y de crónicas desconocidas. Aprendí que era imposible explicarse la trata, la esclavitud, la diáspora, la discriminación, la aculturación del negro en las Américas sin conocer al África.

-PARA LA ENTREVISTA COMPLETA SOBRE ESPERAR POR EL DESTINO- Juan Benemelis Esperar por el destino…

Tomás Fernández Robaina reflexiona a propósito del Centenario del P.I.C.

TOMAS FERNANDEZ ROBAINA Agencia de rap

Tomás Fernández Robaina reflexiona a propósito del Centenario del P.I.C.

Por: Alberto Abreu

Hace poco fui a visitarlo a la Biblioteca Nacional  José Martí donde labora como especialista del Departamento Bibliografía Cubana. Andaba de tránsito por la Habana y no quería irme sin saludarlo. Llegué fatigado por el calor. En la recepción me informaron que bajaría en un momento. Espere unos minutos en el lobby mientras fisgoneaba, a través de la puerta de cristal de una de las salas, los lienzos de una futura exposición: sin colgar, desordenado por todo el local. Mientras llegaba decidí gozar de la brisa que, corría por la puerta principal. Y volví a colocarme justo a la entrada. Fue entonces lo veo avanzar en dirección a mí, sonriendo con malicia. Su figura minúscula desplazándose con admirable ligereza como regenteando, por los amplios pasillos de aquella institución, persistente, infatigable.

Luego de intercambiar chismes, libros, referencias… le hablé de mi intención de entrevistarlo a propósito del centenario de la constitución del Partido Independiente de Color. Después de tantas llamadas, llegó finalmente por e-mail las respuestas a mi cuestionario. Mi entrevistado: Tomás Fernández Robaina es autor, entre otros volúmenes, de Bibliografía de estudios afrocubanos (1969), Índice de revistas folklóricas (1971), La prosa de Guillen en defensa del negro cubano(1982),Recuerdos de dos mujeres públicas (1984), y de un libro que se ha vuelto de imprescindible consulta: El negro en Cuba (1990). Recientemente la colección Echú Bi de la Editorial Ciencias Sociales acaba de poner en el mercado la segunda edición de su libro: Hablen paleros y Santeros.

Cumplido este protocolo de la presentación haré entrar de inmediato al lector en la escena de esta entrevista.

Tratándose de ti y como estamos celebrando el centenario de la fundación del Partido Independiente de Color comencemos con una pregunta ineludible: ¿Desde la perspectiva de los cien años transcurridos cuál cree que haya sido el principal aporte del PIC  a las luchas del movimiento negro y la historia de Cuba?

La mayor contribución del Partido Independiente de Color (PIC) al  movimiento social de los negros, y a la historia de Cuba, en particular, fue haber mostrado la opción política independiente como una alternativa importante en la lucha contra la discriminación racial de la cual eran víctimas. Este hecho marca la madurez política de los que integraban un sector del movimiento ya mencionado. En el acta de constitución de dicha organización se expresa nítidamente que su propósito: no integra odio, ni animadversión hacia nadie, que todos los cubanos tienen el derecho de apoyarnos o combatirnos, pero que nosotros inspirados en una obra alta y generosa, tenemos  el deber de mantener el equilibrio de todos los intereses cubanos, y que la raza negra tiene el derecho de intervenir  en el gobierno de su país  no con el fin de gobernar a nadie, sino con el propósito  de que se nos gobierne  bien. (Previsión 15 sept., 1908)

Por supuesto, las contradicciones e intereses económicos y políticos de los blancos y negros cubanos que, ya disfrutaban de determinados espacios laborales, y sociales fueron elementos decisivos para que la alternativa estenozista fracasara rotundamente. Esa opción política no volvió a ganar adeptos y por lo tanto desapareció del discurso reivindicador del movimiento social del negro cubano  de antes y después de 1959.

¿Cuáles siguen siendo las zonas oscuras y de prolongado silencio en la historiografía oficial cubana a la hora de abordar este tema?

La trascendencia de la fundación del Partido Independiente de Color,  para el movimiento social del negro en Cuba y en América, no se ha destacado por nuestra historiografía, porque no ha  reconocido la relevancia de tal hecho. No  se ha divulgado ni debatido, de manera amplia, el programa político social; y en igual medida el pensamiento que se conoce de Estenoz y de algunos voceros del PIC quienes reflejaron en sus escritos, la ideología patriótica, de integración social y de igualdad de derechos para todos los cubanos. El re-conocimiento de tales textos (aparecidos principalmente en Previsión, y Reivindicación, y en otros órganos de prensa) aportan los elementos que demuestran, de modo objetivo, las justas razones que animaron la existencia del PIC. Y, por lo tanto, evidencian que los racistas no fueron los Independientes, sino quienes los acusaban de serlos por querer hallar un camino para lograr una patria más martiana: con todos  y para el bien de todos. Sin descuidar la especial atención a los históricamente marginados del disfrute de todos los derechos sociales.

-PARA LA ENTREVISTA COMPLETA CON TOMAS FERNANDEZ ROBAINA- TOMAS FERNANDEZ ENTREVISTA

Bienvenidos a Afromodernidades!

Afromodernidades, así se titula este blog, de Alberto Abreu que pretende conducirnos por esos parajes que el discurso y el poder hegemónico de la blancura ha tenido como residual: el lado execrable de la modernidad occidental.

En este sentido Afromodernidades desea buscar nuevas alternativas teóricas que permitan pensar la cultura, la historia, desde una voluntad inclusiva, democratizadora y desde las continuas deconstrucciones del orden simbólico dominante: blanco, varón, heterosexual y letrado.

Afromodernidades, aspira a ser un puente que permita el acercamiento y la reflexión a esa modernidad subalterna, y sobre quienes, desde ella, alzan su voz tratando de colocar sus reclamos en los escenario políticos de debates no sólo afrocubanos, sino también afrocaribeños y afrolatinoamericanos. Reclamos, interpelaciones, interrogantes que nos hablan de cimarronajes, utopías y reivindicación cultural e histórica.

Abrimos con la polémica que, en este sentido, suscitó el libro: Los juegos de la escritura o la (re)escritura de la Historia, de Alberto Abreu. (Premio Casa de las Américas en ensayo artístico literario 2007). Las que recogemos en la sección Debates afroculturales.

En la sección de Entrevistas, Tomás Fernández Robaina conversa sobre el Partido Independiente de Color. Mientras Juan Felipe Benemelis, lo hace sobre los silencios historiográficos en relación con la contribución de los negros y mulatos al proceso de formación de la nacionalidad cubana: figuras como Josè Martì, Antonio Maceo son revisitadas en esta entrevista. Por su parte el poeta afrocubano Rito Ramòn Aroche conversa sobre su poesía y nos revela aspectos interesantes del campo literario cubano de estas últimas décadas.

Los conflictos que se derivan de una doble marginalidad: homosexual y negro se  convierten en el centro de los cuentos y novelas de Alberto Abreu, que aparecerán en la secciones Los juegos de la escritura.

En la siguiente sección, que hemos titulado La (re)escritura de la Historia, incluiremos aquellos estudios que, desde una perspectiva multi/pluri/transdisciplinaria, se adentran por los instersticios de los relatos sacralizados de la historia oficial, deteniéndose en sus fisuras, tachaduras, y olvidos. Para esta ocasión daremos a conocer”El negro en Cuba” un ensayo seminal y poco divulgado del intelectual cubano Gastón Baquero. además de un sorprendente capítulo del libro inédito de Juan Felipe Benemelis: El miedo al negro, donde examina las prácticas de eugenesia con fines de blanqueamientos racial llevadas a cabo en Cuba durante las segunda y tercera década del siglo XX. .

En la sección Reseñas, encontrarán una amplia mirada a libros: Bufo y Nación, selección prólogo y notas, de Inés María Martiatu, así como a Campos cruzados, saberes al borde, crítica cultural y latinoamericanismo, de Nelly Richard publicado por la colección cuadernos del Fondo Editorial Casa de las Américas. Y a la compilación, de Juan F. Benemelis: La memoria y el olvido. Syllabus Afrocubano.

Las obras del pintor afrocubano Carlos Miguel Oliva, uno de los discursos visuales más consistentes y lucidos dentro de la plástica cubana de cubana contemporánea serán una de las revelaciones que nos hará la sección Visualidades.

Esto esperamos que sea Afromodernidades, un blog para pensar los imaginarios de la racialidad negra  desde su naturaleza subversiva, desmanteladora de las grandes narrativas de la modernidad occidental.